Cuando emprendemos un proyecto que nos apasiona, una relación o cuando comenzamos a trabajar para un a empresa, usualmente tenemos todo el ímpetu para hacer las cosas de la mejor manera posible; nos empeñamos en realizar las actividades con excelencia y buscamos destacar a través de ejecuciones extraordinarias.
Conforme pasa el tiempo nos comenzamos a adaptar a las situaciones y ese ritmo de trabajo extraordinario se vuelve normal, pensamos que dominamos lo que se requiere para hacer un buen trabajo e incluso llegamos a limitarnos para hacer lo mínimo indispensable. Pasa el tiempo y nos damos cuenta que ya no somos tan efectivos como antes y eso ocurrió precisamente porque dejamos de impulsarnos, nos dimos el permiso de conformarnos con resultados aceptables por un largo periodo de tiempo y decidimos quedarnos ahí, ya que ese escenario tal vez no era el mejor, pero tampoco el peor.
Hoy te pido permiso para que te des la oportunidad de imaginar las siguientes situaciones:
¿Cómo sería una relación sentimental en la que ambas personas continúan con el mismo interés de conocerse que tenían al principio? ¿Qué pasaría si siguieran teniendo detalles que recordaran lo importante que son mutuamente? ¿Qué pasaría si el cortejo para enamorar a alguien permaneciera cada día, sin dar por hecho que porque ya se "formalizó" la relación, las cosas están seguras?
¿Qué pasaría si cada día demostraras ese ímpetu con el que llegaste a tu primer día de trabajo? Imagina que diariamente tomaras la decisión de trabajar con excelencia cada detalle tal como sucedió al inicio ¿Qué pasaría si diariamente sintieras la gratitud que tuviste el primer día por la oportunidad de aportar algo valioso a la sociedad a través de tu trabajo y por recibir una remuneración por consecuencia?
¿Qué pasaría si a tu proyecto de emprendimiento le dedicaras todos los días el mismo tiempo, energía y enfoque con el que comenzaste? ¿Cómo habrías crecido personal y profesionalmente hasta este momento? ¿Qué pasaría si mantuvieras el interés por superar las expectativas de tus clientes tal como lo hacías al comienzo?
¿Qué pasaría si continuaras cuidando tu salud como cuando recién salías de una enfermedad?
¿Qué pasaría si en lugar de apreciar las situaciones comúnmente, las pudiéramos observar con una perspectiva basada en la ingenuidad como cuando éramos niños?
¿Qué pasaría si te tomaras en serio que este día tienes la oportunidad de poder expresarte plenamente a través de nuevos ojos?
Si analizamos con detalle, varios aspectos de nuestra vida no concluyen bien, simplemente porque en algún punto del camino dejamos de estar comprometidos como al principio ¿Lo crees?