Créditos de imagen: Tommy Milanese
Acabamos de concluir el primer mes del 2022 y varios de nosotros comenzamos a evaluar el avance correspondiente a los propósitos, metas u objetivos que definimos para año nuevo. El cierre del mes de enero puede ser para muchos un periodo de retroalimentación, reconocimientos, de ajustes y correcciones para continuar avanzando, sin embargo, para otros puede representar la cancelación de sus avances y el regreso a un estilo de vida que no es el deseable pero si soportable; lo anterior, posiblemente deriva de haber establecido metas demasiado ambiciosas que representan salir completamente de la zona de confort.
Una de las recomendaciones más frecuentes que encuentro se relaciona con salir de la zona de confort, refiriéndose a escapar del espacio de comodidad, para enfrentarse a lo desconocido, con la principal intención de experimentar un crecimiento significativo; no obstante, esto no necesariamente ocurre así para todos, hay personas con un espíritu aventurero y arriesgado, para quienes este escenario resulta favorable para su mejora personal. Por otro lado, también somos muchos a los que salir abruptamente de la zona de confort puede paralizarnos, porque significa vivir completamente en la incertidumbre y, en muchas ocasiones, no contamos con las competencias necesarias para enfrentarla eficazmente, lo que provoca en la mayoría de los casos huir de la situación y no querer tomar riesgos de la misma naturaleza en el futuro.
Soñar en grande es un privilegio con el que cotamos los seres humanos, es lo que ha permitido que evolucionemos como sociedad y que las cosas que parecían irreales, se hayan vuelto tangibles, pero nos guste o no, todo sueño grandioso necesita comenzar a materializarse dando pasos efectivos secuencialmente, es decir, dando avances que puedan ser sostenibles a lo largo del tiempo, que incluso, conforme avanzamos, representen un desafío cada vez mayor que nos inspire a seguir.
Cuando solo nos enfocamos en el gran sueño y actuamos en consecuencia sin haber delimitado antes cuáles son esos resultados intermedios concretos que nos permitirán visualizar si estamos yendo por buen camino, invariablemente llegará un momento en que dicho sueño que era aspiracional se convertirá en abrumador.
Comenzar con poco puede aparentar una pérdida de tiempo, ya que esa es una de las principales barreras que surge de nuestra mente, la resistencia para creer que si se hace poco, en realidad se está trabajando sobre algo insignificante, pero no es así, los pequeños avances tienen grandes ventajas, entre las que se encuentran:
Nos brindan la posibilidad de medir nuestros avances.
Nos ayudan a mantenernos motivados al materializarse nuestro sueño a través de avances tangibles.
Nos permiten tener una perspectiva más amplia para evaluar la toma de decisiones.
Contribuyen a desarrollar los hábitos mediante la generación de nuevas conexiones neuronales.
"Lo que es fácil de hacer, es incluso más fácil de no hacer"
Los párrafos anteriores pueden parecer obvios para muchas personas, sin embargo, son tan obvios que los damos por hecho, racionalmente podemos saber que para crecer y avanzar se requiere de dar un paso a la vez y son precisamente esos primeros pasos los que aparentemente son tan fáciles de concretar que les restamos importancia. Es mejor avanzar sin pasos agigantados pero consistentemente, en lugar de querer abarcar ampliamente un objetivo y al mismo tiempo dejarlo que se escape de las manos por no contar con cimientos sólidos.
Empieza hoy con aquello que has postergado por bastante tiempo y que sigue revoloteando en tu cabeza, si permanece ahí es por alguna razón que seguro tiene que ver con algo positivo en tu vida, empieza con algo tan fácil de hacer que te lleve a la dirección que quieres, que casi te sea imposible evitarlo. Conforme pase el tiempo y desarrolles el hábito, llegará el momento de que implementes estrategias para mejorarlo, pero si este no existe actualmente en tu vida, simplemente no hay nada que optimizar.